viernes, 17 de junio de 2011

la familia carbonero

El valor de las pequeñas cosas, esa podría ser la conclusión final de este texto.
A menudo hablamos de la conservación de las especies y de los espacios naturales... Si pudiéramos registrar de alguna forma la imagen que viene a nuestras mentes asociada a estos términos, seguramente la mayoría estaríamos pensando en grandes zonas boscosas o en animales de tamaño considerable como las rapaces, los osos o las ballenas.

Muchas veces nos olvidamos de que un ecosistema está formado por multitud de especies animales y vegetales, estrechamente ligadas unas con otras, la mayoría de pequeño tamaño como los insectos, el grupo faunístico más numeroso.

En nuestra campiña sur cordobesa, existe una pequeña ave muy conocida por su canto, lo que da lugar a que se le conozca popularmente por diversos nombres en las distintas zonas geográficas donde habita según la interpretación que las gentes del lugar dan a sus cantos.
En esta zona le solemos llamar "agua-quí", en otros sitios se le conoce como "chi-chi-pán", "tin-tín", "cha-pín" o "santa-cruz".

El carbonero común, denominado científicamente como Parus major, es un pajarito de alegres colores y una elegantísima corbata negra que se alimenta fundamentalmente de insectos, aunque también incluye en su dieta algunas semillas y frutos (sobre todo aquellos que ya están muy maduros y pueden contener larvas).

Esta especie puede estar presente en cultivos arbolados, en huertos y jardines. Fabrica un mullido nido en huecos de los árboles o en muros, también suele aprovechar las cajas-nido.
En este caso, han llegado hasta mí unas bonitas fotografías de un nido de carboneros realizado dentro de un cántaro de barro y en el que la señora y el señor Carbonero han criado a 6 polluelos.

La señora carbonero incubando los huevos, el 15 de mayo:


Los 6 polluelos en su blandito nido, esperando la merienda, el 29 de mayo:


El 12 de junio el nido ya estaba vacío


Una muestra más de que el medio ambiente es todo lo que nos rodea y que hasta un simple cántaro decorativo puede ser aprovechado como lugar de nidificación, a salvo de posibles depredadores, como los gatos domésticos.

La importancia ecológica de esta pequeña ave radica en que es un buen aliado de las masas forestales, puesto que al tener una alimentación principalmente insectívora, mantiene a raya las posibles plagas que pudieran surgir en los bosques, mucho más en la época de cría, durante la cual los carboneros ceban a sus pollos con gran cantidad de insectos.


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